4 comentarios
Dime dónde puedo encajar,
dime dónde me pueden entender
que estoy harto de caminar entre los necios

10 de septiembre

1 comentarios
para Edna Orozco

El agua se va llevando todo: las aceras,
los edificios, las calles, la gente con
sus deberes, con su destino inmediato.

Sólo pueden resguardarse bajo
las cornisas y paliativos esperar,

Mientras las gotas se filtran volando
para golpear sus caras con la furia
intempestiva de un grano de arena.

Veo autos averiados, tendidos
boca abajo en el agua, recuperándose.

En el cruce de una avenida
hay un auto inmerso hasta las
ventanillas abandonado,
una isla para cuatro personas
con motor de cuatro cilindros.

No me gustan estos días de lluvia.

Y no es por miedo a ser cautivo
debajo de un puente.

No es por la ironía, nunca me importó
que la gente se quejara de la falta de agua
y ahora nos caiga en marejadas.

No es el aislamiento, nunca viajo,
y nunca nadie me visita.

Es la impotencia: la envidia: la desesperación
de no poder lloverme hasta el inconsciente:
redimirme.

lluvia: 09/09

1 comentarios
Todo el día ha llovido
y de una manera tan fuerte,
no recuerdo una tempestad así en años.
Toda la ciudad está anegada.

Esta inundación me pega en el pecho,
me hace pensar en el fin de los tiempos,
y me doy cuenta que en el fin
de todas las cosas me haces más falta que nunca.

Sólo ha pasado un día y la ciudad ya está inmersa en
un lago, sus calles forman un rio, los autobuses
barcos, los peatones lancheros.

quizás sólo necesito mesura,
leer las figuras del techo y esperar
la sequía.
0 comentarios
En la acera impera la distancia
trazada en dos planos:
tú sobre el paralelo contiguo,
yo desde el abismo y defecto.

El argumento de mi flagelo,
es la posibilidad de encontrar
el ideal primigenio de tus caderas
y la amnistía tardía de mi piel.

Probablemente,
después de la caída,
del edicto inaugural,
la noche.
0 comentarios
Me la quieren quitar,
arrancarla de mi garganta,
sacarla de mis ojos,

me la quieren quitar de las manos
para dársela a los pueblos.

Convertir la música en palabra,
la palabra en pan y con el pan
alimentar a sus pobres y sus muertos.

Cuando la poesía sea hecha por todos
ya no podré ser tú, ni perro otra vez.
1 comentarios
Kant tenía razón,
Kant tenía razón,
Kant tenía razón,
maldita sea, Kant tenía razón.

Por qué nadie me advirtió.
Copyright © Molino de viento - Blogger Theme by BloggerThemes