10 de septiembre

para Edna Orozco

El agua se va llevando todo: las aceras,
los edificios, las calles, la gente con
sus deberes, con su destino inmediato.

Sólo pueden resguardarse bajo
las cornisas y paliativos esperar,

Mientras las gotas se filtran volando
para golpear sus caras con la furia
intempestiva de un grano de arena.

Veo autos averiados, tendidos
boca abajo en el agua, recuperándose.

En el cruce de una avenida
hay un auto inmerso hasta las
ventanillas abandonado,
una isla para cuatro personas
con motor de cuatro cilindros.

No me gustan estos días de lluvia.

Y no es por miedo a ser cautivo
debajo de un puente.

No es por la ironía, nunca me importó
que la gente se quejara de la falta de agua
y ahora nos caiga en marejadas.

No es el aislamiento, nunca viajo,
y nunca nadie me visita.

Es la impotencia: la envidia: la desesperación
de no poder lloverme hasta el inconsciente:
redimirme.

1 comentarios:

Ometeotl Hernández dijo...

Maldito ges, me caes re mal porque este poema es muy bueno y me hubiera gustado hacer algo así. Aunque a veces pienso que uno dice que es bueno porque es tu amigo o conocido y algún extraño sentimiento dice que ese poema es bueno. Creo que tu poema me gustó porque es bueno, o tal vez sólo tengo mal gusto. Saludos.

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