En tu cuarto

Hay ocasiones de regreso constante
en que no reconozco tu rosto,
tu cuerpo distante de vacios en ciernes
me esconde tu nombre y me olvido de todo

En esos momentos apago la luz
para buscarte impaciente,
abro tus labios a fuerza de besos,
encuentro tus manos, estrecho tu pecho,
bebo tu perfume y recuerdo.

Y es ahí y sólo ahí cuando pasado de noches
entre las ruinas del tiempo, los espasmos, las piernas
y el aire almendrado, que digo tu nombre...

Edna

1 comentarios:

José Pulido dijo...

Así como el viento sopla, también tus velas querido amigo han alcanzado un puerto distinto. Te lees feliz y eso me da gusto. Brinda por la felicidad de ambos bucaneros.

Pp

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