II

De eso estoy seguro, paso en el lapso de abrir los ojos y el tercer beso del día. fue una débil sensación que me fue irrumpiendo lentamente, sentí un poco de calor, miedo, un poco de todo lo grave, de todo lo que esta por venir y que nos repite segundo a segundo. Intente concentrarme, guardar la calma, quizá no era lo que pensaba, tal vez sólo era un resfriado, hambre, el letargo de los años venideros, el tedio de las primeras horas, el día del juicio final, la perdida de la identidad o la persistencia de la memoria. Mas todo seguía muy lento, todo pasaba en intervalos definidos matemáticamente, uno se asusta al sentir todo tan milímetro, siempre he sido devoto al sistema decimal pero cada treinta centímetros debía detenerme y repetir el proceso. era un hecho le levedad en los hombros lo confirmaba, era ese extraño padecimiento del que siempre hablan en las novelas y que llena salas en el cine, el amor.

3 comentarios:

José Pulido dijo...

Así parece mi estimado amigo al parecer los dos estamos igual. Que remedio... aunque para que un remedio si no quiero curarme

Nadie dijo...

no mames gesen que nena eres
jajajajajajajajajajaja
chido compañero, chido.

DaL dijo...

Ay mira quién habla de Nenadas.

César, amiguito, ya deja de negar tu condición...

Ya todos lo sabemos...

-.-

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